Los municipios españoles tienen la misión de reciclar el 55% de los recursos municipales para 2025. De estas basuras, la mayoritaria es la orgánica. Por eso, algunos ayuntamientos han centrado sus esfuerzos en la gestión de este tipo de residuos.

España, como estado miembro de la Unión Europea, se enfrenta al reto de reciclar el 55% de los recursos municipales antes de 2025. Las ambiciones de la normativa comunitaria son más exigentes: el 60% para el 2030 y 65% para el 2035. Esta regulación además pretende reducir el 10% de los residuos que acaban en los vertederos y que contaminan el suelo, el aire y el agua.

Para ello, uno de los mayores retos a los que se enfrentan las ciudades y pueblos es el reciclaje de la materia orgánica. Restos de comida, servilletas usadas o pequeños restos de jardinería, son el tipo de basura que más generamos (un 37%), pero no el que más reciclamos, sobre todo porque su recogida no está generalizada en España.

Por eso, muchos gobiernos regionales se han puesto las pilas. País Vasco, Cataluña, la Comunidad Valenciana o Madrid son ejemplos de ciudades que ya tienen en marcha procesos de recogida específicos para la basura orgánica. Si no se recicla la orgánica, la que más generamos, es imposible alcanzar los objetivos globales de reciclado.